Friday, July 12, 2019

The onna bugeisha and the kunoichi


La onna-bugeisha y la kunoichi 


The onna bugeisha or she-samurai are exceptional and iconic. Empress Jingu (s. II, III) led the invasion of Korea, Tomoe Gozen and Hojo Masako (s. XII) fought in Gempei clan wars between the Taira (Heike) and the Minamoto (Gengi); Nakano Takeko (s. XIX), in the Boshin civil war that waged between the shogun Tokugawa and the emperor Meiji.
The bushi (samurai) class women preferred other arms to katana. Above all, they favored the naginata, a spear with a curved blade at the tip and an icon of women fighters. The naginata’s length compensated for the strength and body size advantage of male opponents and was efficient against cavalry, too. The onna bugeisha also mastered the bow for distant combat from defensive structures and the kaiken, a dagger they hid in their kimono for close combat and ritual suicide. These bushi class women trained with them to protect their honor and their household in times of war and safeguard their homes from marauders. If they committed ritual suicide with the kaiken, they first tied their legs. Dying with legs open was dishonorable.
The sly attack with the kaiken was dishonorable, not an issue though for the kunoichi (she-ninja), as they were mercenary covert agents for ninja work (espionage, sabotage, seduction, assassination). The kunoichi also used the Tessen (Japanese fan) and the sticks for hair ornament in their covert attacks. Chiyome Mochizuki (s. XVI) recruited an army of kunoichi among the sukeban (the poor of any kind, orphans, runaways, outlaws, prostitutes, etc) for the Takeda clan. The kunoichi often became or passed themselves off as nuns not to arouse suspicion. The konoichi learned all the skills of a miko (Shinto shrine maiden or a wandering priestess). Not only nuns, the kunoichi posed as artists, foretellers, geishas, maids, or prostitutes...  any costume, any personality, to fake their identities
The neo-Confucianism of the Edo period (1600–1868) set the role of women to submissive wife child bearer in charge of domestic issues.

Nakano Takeko
Onna bugeisha Ishi-jo wielding a naginata, by Utagawa Kuniyoshi
La onna bugeisha o mujer samurai es exceptional e icónica. La emperatriz Jingu (s. II, III) dirigió la invasión Korea, Tomoe Gozen y Hojo Masako (s. XII) combatieron en las guerras de clanes Gempei entre los Taira (Heike) y los Minamoto (Gengi); Nakano Takeko (s. XIX), en la guerra civil Boshin, librada entre el shogun Tokugawa y el emperor Meiji.
Las mujeres de la clase bushi (samurai) preferían otras armas antes que la katana. Sobre todo, favorecían la naginata, una lanza con un filo curvo en el extremo y un icono de las mujeres luchadoras. La longitud de la naginata compensaba la ventaja masculina en fuerza y tamaño corporal y también era eficiente contra la caballería. Las onna bugeishas eran diestras en el uso del arco para el combate a distancia desde estructuras defensivas y del kaiken, una daga que escondían en el kimono para el combate cuerpo a cuerpo y el suicidio ritual. Estas mujeres de la clase bushi entrenaban con dichas armas para proteger su honor y a los suyos en tiempos de guerra y salvaguardar su hogar de los ataques de los saqueadores. Si llegaban a cometer suicidio ritual, primero se ataban las piernas. Morir con las piernas abiertas era deshonroso.
El ataque encubierto con kaiken era deshonroso, lo que no era relevante para las kunoichis (mujeres ninja), puesto que eran agentes encubiertas mercenarias para misiones ninja (espionaje, sabotaje, seducción, asesinato). La kunoichi también utilizaban el Tessen (abanico japonés) y las varitas de su tocado en sus ataques encubiertos. Chiyome Mochizuki (s. XVI) reclutó un ejército de kunoichis entre las sukeban (pobres de todo tipo, huérfanas, huidas, proscritas, prostitutas, etc) para el clan Takeda. Las kunoichis a menudo se convertían o se hacían pasar por "monjas" para no levantar sospechas. Las mujeres aprendían las artes de una miko (sacerdotisa de templo Sinto o errante). "Monja", también artistas, adivinas, geishas, criadas, o prostitutas... cualquier disfraz, cualquier personalidad para ocultar su identidad.
El neo-Confucionismo del periodo Edo (1600–1868) significó el ocaso de la mujer guerrera y estableció su función como esposa sumisa y madre recluida en el ámbito doméstico.

(Several articles from Wikipedia, several sources / varios artículos de Wikipedia y otras fuentes)

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